Noches de croquetas y tequila by Ángeles Valero

Noches de croquetas y tequila by Ángeles Valero

autor:Ángeles Valero [Valero, Ángeles]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-06-16T00:00:00+00:00


* * *

Marc escuchó unos golpes en la puerta de la habitación y esperó un poco para responder, sintiendo en ese instante el placer de la pequeña venganza.

—Adelante.

Como esperaba, los rizos pelirrojos de Daniela asomaron. Lo miró con ojitos dulces, los mismos que ponía cuando instantes después le robaba un poco de chocolate. No tenía problema en dormir juntos y entendía que se debía más a una necesidad logística que a otra cosa, pero algo dentro de él disfrutaba haciéndola rabiar. Se ponía guapísima cuando arrugaba la nariz, mosqueada.

—¿Puedo pasar?

—¿Quieres pasar?

Ella lo hizo; se había cambiado de ropa en el baño. Llevaba unos pantalones muy cortos, como los de la primera noche en la terraza, y una camiseta de tirantes que dejaría escapar una de sus tetas en la segunda vuelta que se diera en la cama. Se obligó a centrarse en sus ojos miel y olvidarse del resto de su cuerpo que tanto lo despistaba. Seguía con la mirada baja y se mordía el labio a la vez que su pie más retrasado daba vueltas sobre el dedo pulgar. Estaba nerviosa, lo sabía porque ya empezaba a conocerla, aun así esperó a que ella volviera a decir algo.

—¿Puedo dormir aquí?

Se mordió los labios por dentro para no sonreír, esa chica derribaba sus defensas.

—Creía que no podías dormir conmigo.

—Me he puesto nerviosa.

—¿Por qué? —preguntó a media voz.

—Pues porque tú y yo… la cama… No importa, me voy al sofá.

Algo en la expresión de ella lo puso en alerta, eso ya no formaba parte del juego. La frenó, cogiéndola de la mano, y la atrajo hacia él.

—No vas a dormir en el sofá. Me cabrearía mucho ahora mismo solo por lo que estás pensando; aunque después de todos los rollos de Klaus, ya no sé con qué clase de tíos has salido tú.

Daniela dejó que él la abrazara. Como le había dicho a su prima, dormir en su cama, por mucho que le hubiese dicho que solo eran amigos, podría dar falsas señales y era lo último que quería en ese momento.

—Es que solo vamos a dormir.

—Ya lo sé. No estoy pensando que vaya a pasar nada. Y no porque la casa esté llena, eso me da igual, es porque tú no estás cómoda. —⁠Hizo que lo mirara⁠—. Jamás haremos nada que te ponga nerviosa ni voy a enfadarme porque no quieras hacer algo que ya hicimos. Somos amigos. Duermes conmigo porque tenemos visita y necesitas una cama, como buen amigo comparto la mía.

—Solo dormir.

—Claro que solo dormir. —Subió una de sus cejas de forma sugerente⁠—. A no ser que esté equivocado y hacerlo con la casa llena sea una de tus fantasías.

Golpeó sin fuerza su pecho mientras escondía en él la cara, avergonzada solo de pensarlo.

Marc se inclinó y le dio un beso dulce en la mejilla. Por alguna razón, ese simple beso les resultó mucho más íntimo que todos los que se habían dado hasta el momento.

—No te agobies. Venga, vamos a la cama.

Se tumbaron. Mientras él encendía el ventilador del techo, ella se acomodaba a su costado.



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